Con las tristezas de las despedidas, pero con la ilusión de la misión cumplida, hoy culminan una etapa muy importante en sus vidas. A muchos de ustedes los conocí cuando aún eran unos niños, con esas miradas tiernas y frágiles, pero llenas de esperanza, como olvidar hace seis años a aquella niña para quien el salón de clases era un campo de batalla donde luchaba con todo y contra todos y hoy es una señorita alegre, feliz, descomplicada, excelente amiga, bondadosa y ejemplo de superación.
Tuve la suerte de ser el director de un excelente grupo, hoy quiero darles a todos y cada uno de ustedes mis más sinceras felicitaciones, desearles éxitos en cada uno de los proyectos que decidan emprender y decirles que fueron y serán verdaderos hijos para mí.
En este y los demás grupos encontré personas maravillosas, llenas de vida, con una juventud en éxtasis, con ganas de comerse al mundo, con sueños e ilusiones, solo espero que mi paso por sus vidas haya servido y que con el tiempo los frutos se vean reflejados.
Quiero pedir disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos por alguna palabra o acción de mi parte, nunca lo hice con la intensión de herirlos o lastimarlos, era y es porque con el tiempo ustedes pasan a ser parte de mi vida, aprendí a quererlos y aceptarlos con sus virtudes y defectos, pero con la ilusión de hacer de ustedes unas magníficas personas. Quise inculcar en ustedes los principios éticos más altos: responsabilidad, honestidad, justicia, autosuperación, disciplina, libertad e independencia; son estos valores los que les permitirán volar tan alto como sus sueños.
En vuestras vidas siempre tendrán que cerrar y comenzar ciclos, este que hoy terminan es quizá uno de los más inolvidables, por sus amigos, por todo lo compartido, por las peleas, los triunfos y derrotas, las tareas, los trasnochos y porque no, por el primer beso, el primer amor, el primer desamor. Todo esto pasará a la historia de cada uno de ustedes. Ahora hay que prepararse para ser una persona útil a la sociedad, devolver todo lo que vuestros padres y maestros hicieron por ustedes, sus maestros fortalecieron vuestras alas, peros son ustedes los que tendrán que volar, volar tan alto como lo sueñen.
Su maestro y amigo
Nelson O. Cáceres Muñoz